Al parecer, todos estamos tan cerca que necesitamos alejar la mirada para no vernos muy claramente en ese espejo deformante que es el teatro. Esa es la actitud de la literatura dramática de Daniel Dalmaroni, el platense autor de Una tragedia argentina, dirigida por talentoso Alejandro Casavalle recordado por su versión de Reducción, que se ofrecía en el baño del Malba.
Dalmaroni tiene en su haber, entre otras, el estreno de New York (2003), dirigida por Villanueva Cosse; Cuando te mueras del todo (2005) dirigida por Lía Jelín; y Burkina Faso, dirigida por Jorge Brambati, actualmente en cartel en La Tertulia; y espera para el mes de noviembre la edición de un volumen de Ediciones Corregidor con seis de sus obras. "La verdad —dice Dalmaroni— es que el teatro metafórico me tiene harto. O al menos me tiene harto la permanente búsqueda de metáforas en lo que escribo. Yo no voy a ser quien censure las interpretaciones de nadie, pero no las aliento. Prefiero que mi teatro sea literal. El mejor arte, por lo menos desde el siglo XX, no va tras el sentido por medio de metáforas. Más bien va contra lo que tiene sentido, va tras el efecto: perturba, descalabra, afecta. Para transmitir mensajes está la radio. En mis obras digo lo que digo: los integrantes de una familia tienen secretos, ocultos desde hace años, atragantados", dice.
El universo casi exclusivo de la dramaturgia de Dalmaroni es el de los lazos familiares. "Ahí —explica— hay un mundo por descubrir, un entramado de relaciones y simulaciones, mitos, ocultamientos, verdades y engaños. Es suficiente". En ese contexto, cuál fue el origen de Una tragedia argentina? Había escrito y estrenado New York —recuerda Dalmaroni— una obra en que un integrante de la familia decide contar un gran secreto y nadie parece escucharlo. La negación se eleva hasta el disparate, hasta generar humor del color más oscuro. El ocultamiento no de la tierrita debajo de la alfombra, sino de un volquete entero de basura. A partir de eso imaginé lo contrario. ¿Qué puede pasar si en una familia se cuentan los más terribles secretos familiares y todos se escuchan y se creen?". Link
Dalmaroni tiene en su haber, entre otras, el estreno de New York (2003), dirigida por Villanueva Cosse; Cuando te mueras del todo (2005) dirigida por Lía Jelín; y Burkina Faso, dirigida por Jorge Brambati, actualmente en cartel en La Tertulia; y espera para el mes de noviembre la edición de un volumen de Ediciones Corregidor con seis de sus obras. "La verdad —dice Dalmaroni— es que el teatro metafórico me tiene harto. O al menos me tiene harto la permanente búsqueda de metáforas en lo que escribo. Yo no voy a ser quien censure las interpretaciones de nadie, pero no las aliento. Prefiero que mi teatro sea literal. El mejor arte, por lo menos desde el siglo XX, no va tras el sentido por medio de metáforas. Más bien va contra lo que tiene sentido, va tras el efecto: perturba, descalabra, afecta. Para transmitir mensajes está la radio. En mis obras digo lo que digo: los integrantes de una familia tienen secretos, ocultos desde hace años, atragantados", dice.
El universo casi exclusivo de la dramaturgia de Dalmaroni es el de los lazos familiares. "Ahí —explica— hay un mundo por descubrir, un entramado de relaciones y simulaciones, mitos, ocultamientos, verdades y engaños. Es suficiente". En ese contexto, cuál fue el origen de Una tragedia argentina? Había escrito y estrenado New York —recuerda Dalmaroni— una obra en que un integrante de la familia decide contar un gran secreto y nadie parece escucharlo. La negación se eleva hasta el disparate, hasta generar humor del color más oscuro. El ocultamiento no de la tierrita debajo de la alfombra, sino de un volquete entero de basura. A partir de eso imaginé lo contrario. ¿Qué puede pasar si en una familia se cuentan los más terribles secretos familiares y todos se escuchan y se creen?". Link