Gracias a la puesta en escena dirigida por Alejandro Casavalle, una familia tipo se enfrenta una vez más a sus oscuros secretos. La obra cuenta con todos los elementos propios de una tragedia griega. Como en “Edipo Rey”, en “Hamlet,” el incesto, la vergüenza, los pasados tortuosos, la venganza y la muerte son los protagonistas de la pieza, que, al mismo tiempo, se halla definitivamente alejada de estas excelsas obras de la dramaturgia clásica. En efecto, “Una Tragedia Argentina” es ante todo una parodia de las tragedias que evidenciaron la oscuridad de la naturaleza humana.
Ya en 1962 Gerard Genette retoma la noción del “palimpsesto”, aquel producto literario donde otros textos interactúan entre sí. El teórico plantea que las obras de arte se tratan en realidad de producciones determinadas, consciente o inconscientemente, por aquellas que las precedieron. De esta manera, un escritor puede reformular una obra anterior a la suya, citarla, cuestionarla o, en el caso de Dalmaroni, parodiarla abiertamente.
“Una Tragedia Argentina” sería entonces una clara parodia a los textos clásicos; los engaños, las intrigas, los develamientos son experimentados por los personajes de una manera diferente en esta obra. El “Edipo” de Dalmaroni es uno que no quiere enfrentarse con la realidad y que prefiere mil veces permanecer en tinieblas; su familia, aquella que sabe lo que él ignora, pero que a la vez desconoce intrigas acerca de ella misma, se muestra casi indiferente a la verdad.
En un solo cuadro magistralmente diseñado por Alejandro Casavalle, con excelentes interpretaciones por parte de su compañía (quizás las más notables sean las de Juan Pablo Carrasco y Jorge Sabate) y, contando con impresionantes efectos especiales provistos por Carlos Casavalle; nos hallamos frente a una verdadera “tragedia argentina”. “Tragedia”, en cuanto a la definición del género dramático se refiere; “argentina” debido a la infaltable nota del absurdo que tanto nos caracteriza y que, por sobre todo, prácticamente entorpece la naturaleza trágica de la obra. Link
Ya en 1962 Gerard Genette retoma la noción del “palimpsesto”, aquel producto literario donde otros textos interactúan entre sí. El teórico plantea que las obras de arte se tratan en realidad de producciones determinadas, consciente o inconscientemente, por aquellas que las precedieron. De esta manera, un escritor puede reformular una obra anterior a la suya, citarla, cuestionarla o, en el caso de Dalmaroni, parodiarla abiertamente.
“Una Tragedia Argentina” sería entonces una clara parodia a los textos clásicos; los engaños, las intrigas, los develamientos son experimentados por los personajes de una manera diferente en esta obra. El “Edipo” de Dalmaroni es uno que no quiere enfrentarse con la realidad y que prefiere mil veces permanecer en tinieblas; su familia, aquella que sabe lo que él ignora, pero que a la vez desconoce intrigas acerca de ella misma, se muestra casi indiferente a la verdad.
En un solo cuadro magistralmente diseñado por Alejandro Casavalle, con excelentes interpretaciones por parte de su compañía (quizás las más notables sean las de Juan Pablo Carrasco y Jorge Sabate) y, contando con impresionantes efectos especiales provistos por Carlos Casavalle; nos hallamos frente a una verdadera “tragedia argentina”. “Tragedia”, en cuanto a la definición del género dramático se refiere; “argentina” debido a la infaltable nota del absurdo que tanto nos caracteriza y que, por sobre todo, prácticamente entorpece la naturaleza trágica de la obra. Link